Cómprame un tebeo, que no llevo suelto...

Y luego dicen que los comics no son joyas. No ya el incunable de Spiderman de Montena que estuviste a punto de tirar cuando tenías 13 años, o los clásicos blanquinegros de Vértice con viñetas recortadas.

Un tipo de Pensylvania, Todd McDevitt, dueño de una cadena de tiendas de comics del lugar (no le debió de ir muy mal con la primera, imagino), es propietario de uno de los pocos ejemplares en el mundo del primer comic en el aparecía Batman, aquel Detective Comics, nº 27, que salía allá por Mayo de 1939, y que actualmente alcanza el valor de 485.000 dólares, o lo que es lo mismo, 340.454,62 euros exactamente (al cambio del 18 de Octubre del presente año 2007 ), y más exactamente (para los viejunos que aún tenemos el cerebrín en pesetillas), 56 y medio millones de pesetas.

El tipo ya puede darse por satisfecho, aunque hoy día lo más que puede es cambiarlo por un piso en Madrid (y poner un poco más, me temo).

Desde luego es toda una joya, y máxime teniendo en cuenta como lo ha conseguido, ya que el tipo cuenta que todo surgió con una llamada de teléfono de un tipo que estaba haciendo limpieza en el trastero de su casa, y se encontró con el tema. Es decir, que es posible que el tipo no supiera ni lo que vendía, y el tal Todd le comentó que ya lo tiraba él, que estaba muy viejecillo. Cosas de la vida, ya que el tío Todd no ha querido especificar cuanto a pagado por él.

Además, el bueno de Todd no es solo propietario del que posiblemente sea el comic más caro del mundo, sino que también tiene en su poder varios primeros números de la Marvel de los sesenta, y la primera aparición del Green Lantern de la Golden Age (el del jersey rojo y la capa verde) en el número 16 de All-American Comics de 1940, también de altas cotas de cotización en el mercado del comic-joya.

Que cosas, y que todavía hay gente que tira la colección de tebeos del hijo que se va de casa abandonándolos a su suerte. Seguro que a partir de ahora se lo pensarán dos veces.

Para más información, el New York Times, que queda muy fino.