26.6.07

Disney era eterno

Y si no eterno, al menos temporalmente cíclico. O un visionario. O un plagiador. O quizá solo una coincidencia, pero desde luego el parecido es asombroso. Un grupo de arqueólogos han encontrado, en un yacimiento vikingo al sur de Suecia, un broche de bronce de hace más de mil años, concretamente del 900 d.C. según las pruebas, con una forma que nos resulta más que familiar. Y es que dicho adorno, probablemente proveniente del ajuar de joyas de una mujer, tiene la inequívoca efigie de Mickey Mouse, con sus orejas redondas y su sonrisa guasona. Expertos dicen que se trata de la representación de un león (un tanto subjetiva, me temo), pero desde aquí afirmamos que Walter Elias es como la energía, que no se crea ni se destruye, sino que solo se transforma. Disney estuvo siempre ahí.
Para saber más: noticia en El País, noticia original en Discovery News

22.6.07

Chorrada mayúscula del día

Lo siento, no he podido evitarlo, una mañana floja la tiene cualquiera... Pero es que es tan redondo...

Y mira que es feo el tio sin Flash...

20.6.07

El hombre de las mil caras

Os reto, os reto dos veces, a que me digais el personaje de ficción con más rostros en la historia del celuloide (o de los comics, la literatura, etc).
Bueno, a lo mejor no era tan complicada la pregunta, pero ha sido un intento de crear misterio. En efecto, el británico agente secreto al servicio secreto de su majestad ha tenido más caras que un saco lleno de pesetas de Franco, y lo mejor de todo no son sus caras finales, sino las posibles que pudo tener, que son más aún.
Los oficiales rostros de James Bond han sido, como todos sabeis de sobra, Barry Nelson (en una primera adaptación televisiva de Casino Royale), Sean Connery (primero cinematográfico y más carismático, que duda cabe), George Lazenby (solo una, pero chulón a pesar de su careto de gañan ligoncete), Roger Moore (simpático y payasete, pero el más ligón y duradero), Timothy Dalton (que ya se lo ofrecieron antes de Moore, pero lo rechazó por considerarse demasiado joven, y con el tiempo acabó cayendo), Pierce Brosnan (guapete, pero soso, más planta que otra cosa) y Daniel Craig (rubio, brutal y con una mala leche de aupa, por ello de los mejores). En buena fé deberiamos incluir a David Niven y unos pocos más (en la psicodélica y desbariada Casino Royale con Woody Allen, donde varios actores hacían de Bond), e incluso a James Brolin, que oficialmente fue 007 por un día, cuando Moore se negó a filmar Octopussy y se le contrató a ultima hora, y tras solo un día de rodaje, regresó Roger y mandó al garete su posible hiperproyección (no hubiera quedado mal, ¿verdad?).
Pero sí son curiosos sus cambios de careta en las plasmaciones finales, son también curiosos los candidatos y los que rozaron el doble cero, algunos realmente apetitosos. Por ejemplo, antes de Connery, estuvieron a punto Patrick McGoohan (El Prisionero, el rey de Inglaterra en Braveheart... demasiada cara de inglés), el propio Roger Moore (muy joven y desconocido todavía) o Richard Burton (le hubiera puesto mucha mala leche, no hubiera quedado mal, pero demasiado famoso).
Más tarde, en 1968, uno de los más geniales. Ni mas ni menos que Adam West, el Batman gordito televisivo. No quiero ni pensar en el resultado, pero desde luego sería bailongo. Batman + James Bond = supermito. Demasiado para el body. Tras una larga serie de desconocidos en los setenta y principios de los ochenta (el método Broccoli era el bueno, bonito y barato entre actores y aspirantes desconocidos, que a veces funciona, pero no siempre), cuando Roger Moore se retiró empezó la controversia. Aunque Pierce siempre fue el favorito (y el que finalmente se llevó el gato al agua), pudieron serlo allá en 1986 Sam Neill (un poco raro, ¿no?), Lambert Wilson (el tipo charlas de Matrix que se cepilla a la Belluci), Mel Gibson (por Dios, ¡no!), Ben Cross (cara demasiado laaarga, el tipo de Carros de fuego), Tom Selleck (tio duro, hubiera quedado bastante bien, pero sin bigote, por favor). Y tras la deserción de Brosnan, otro desatamiento mediático. A punto estuvo Hugh Jackman, nuestro Lobezno preferido y favorito por muchos, pero lo rechazó finalmente (una lástima, hubiera funcionado), y se especuló con Ewan McGregor, pero con poca consistencia (bastante tiene el pobre con ObiWan, demasiados mitos), pero otros que estuvieron a punto fueron Clive Owen (consistente, la verdad), Jeremy Northam (un poco cara palo), Ralph Fiennes (inglés y majete, hubiera colado), Jason Isaacs (siempre ha hecho de malo, y lo ha hecho tan bien, que no puede ser bueno el tipo, me temo. Maloso en Harry Potter, padre Malfoy, y en El Patriota), Sean Bean (buen tipo, hubiera molado), James Purefoy (el Marco Antonio de la televisiva Roma), Hugh Grant (parece coña, ¿verdad?), e Ioan Gruffudd (Mister Fantástico en Los 4 Fantasiosos).
Desde luego, pocos no son, pero al menos por el momento hay Daniel para rato, lo que no es mala noticia ya que a pesar de ser el primer Bond rubio, queda muy bien y reparte ostias como panes, que siempre es de agradecer. Aprovechamos para recuperar el Bond literario, el original de Ian Fleming, que se leé muy facilmente y son mucho más agiles sus aventuras que en las películas. Pero jugueteemos un tanto, y proponer vuestro Bond, especular (hayais leido o no alguna de sus novelas), y dejar volar vuestra imaginación y sentiros directores de casting, que en Internet todo vale.
Exprimiros el cerebro y comentad, hijos del Averno.

13.6.07

Nombre: Spock. Nacionalidad: Canadiense.

¿Quien quiere un parque temático, cuando tienes una ciudad con el mismo nombre? Pues si, el señor Spock, oficial científico a bordo del USS Enterprise (Star Trek, por si hay algún despistado), no viene de un planeta lejano y volcánico, no señor... Vulcano está Canadá, en la provincia petrolera de Alberta. Una pequeña ciudad, que sufrió la crisis del petróleo en los 80's, que desde hace un tiempo esta resurgiendo por el turismo, siendo evidente su reclamo. Desde 1993 celebra el festival local GalaxyFest, y la Jornada del señor Spock, amén de ser punto de encuentro para todo colgadillo con cara de klingon y ganas de celebrar su Pon Farr. Con 1800 habitantes en la actualidad, la mayoría de ellos granjeros, lo cierto es que la ciudad se llama así desde 1910, con lo que no se les puede tachar de oportunistas, pero si que aprovechan el tirón desde hace un tiempo. A la entrada de la ciudad hay una replica del Enterprise gigante de 5 toneladas; el metereólogo más popular de la radio local se hace llamar el Capitán Kirk; su mayor éxito comercial fue la venta de más de 40.000 orejas de latex, eso si, fabricadas en China. Evidentemente, no todos los habitantes de Vulcano son trekkers, aunque afirman no sorprenderse cuando ven a un tipo en pijama cruzar la calle, y saludar a otro con una extraña contorsión de la mano derecha. Y para más inri, no solo trekkers con mucho tiempo libre visitan Vulcano, si no que algún miembro de reparto a elegido esta localidad para tener una segunda vivienda en una zona más tranquila, como es el caso de Max Grodénchik, que interpretaba a Rom, hermano del ferengi Quark en Star Trek: Espacio Profundo 9. Veremos cuanto dura el tipo en la ciudad antes de que se repartan los frikis sus pedazos. En fin muchachos, un nuevo lugar de peregrinaje. Todos a Canadá a Vulcano, y a seguir la búsqueda de Cicely, a la que cual dorado, algún día llegaremos.

Welcome to Vulcano, dear friends!!

Fuentes: http://www.lasegunda.com/ediciononline/espectaculos/detalle/index.asp?idnoticia=348348 ; http://www.zonatrek.es/

12.6.07

Las vainas lo intentan de nuevo

Hay pocas películas que tengan el cuestionable honor de tener tres versiones diferentes, y además cada una hija de su época y con un valor diferente. Y no hablamos de secuelas, no, sino de revisiones de la misma historia, contada de un modo u otro. El caso en cuestión es La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers), dirigida por Don Siegel en 1956, donde una esporas de otro mundo se dejaban caer en nuestro planeta para duplicarnos y sustituirnos sin que casi nadie se diera cuenta. Las esporas en sí desarrollaban unas vainas que, cuando el individuo a duplicar se dormía, hacían de él una copia exacta y le absorvían algo así como la fuerza vital, con lo que el original moría (y hacían desaparecer eficientemente), y la copia pervivía en su lugar, adquiriendo con la absorción de personalidad el conocimiento de nombres y situaciones de su modelo. La única manera de detectarlos era su total carencia de emociones. Una historia de ciencia ficción, muy prolija y fecunda en la década de los 50's, y que como muchos títulos de la época, escondía un mensaje o un miedo del momento. En este caso es la paranoia anticomunista, reflejándose en el miedo a ser cambiados y la incertidumbre de si el prójimo es quien dice ser o no. La película en sí es todo un clásico, no solo de buena factura y muy bien rodada por un Siegel que luego se haría más célebre por las primeras correrías de Harry Callahan, es que la tensión y el ambiente claustrofóbico está presente constantemente gracias al protagonista, un Kevin McCarthy carismático y rostro frecuente en las películas atómicas de la década más mutante del cine hollywoodense. Como curiosidad, el posteriormente director Sam Peckinpah hace un papelillo entre tanta judía verde gigante y duplicante. Clásico entre clásico. Pero pasaron los años, y llegó otro tipo, Philip Kaufman, y en 1978 revisionó la historia (aquí titulada La invasión de los ultracuerpos, para que nos confundiéramos), dándole el toque del cine de denuncia social de los 70's, y posiblemente aumentando la sensación claustrofóbica e inquietante de la primera versión, hasta un resultado que en muchos momentos supera la original, siendo un filme prácticamente de terror. Donald Sutherland (tan serio y misterioso como cínico y resolutivo), Brooke Adams, un jovencillo Jeff Goldblum, y un Leonard Nimoy que no solo es el mítico Spock, convierten la película en un viaje por la paranoia extrema y la persecución, hasta límites de provocar verdadero insomnio (por aquello de no dormirse por si le copian a uno). Cameos de lujo del propio director de la primera versión haciendo de taxista, y del protagonista de aquella, como desquiciado paranoico visionario de lo que se avecina con poco futuro. Parecía que la historia ya había dado de sí todo lo posible, con muy buenos resultados, y haciendo innecesarias nuevas revisiones. Pero no. Hollywood se alimenta y fagocita sin ver mitos ni originalidades. En 1993, el sobrevalorado Abel Ferrara decidió llevar de nuevo esta historia al cine, disfrazada de falso cine de autor y siendo la peor versión con diferencia, hija asímismo de su tiempo de realización, la impersonal década de los noventa. En este caso, los primeros asimilados son el ejercito, lo que acaba convirtiéndose en una parábola militarista más bien poco conseguida. Ni Forest Whitaker salva la función, y eso que aquí se llamó Secuestradores de cuerpos (que majos nuestros traductores, para que no nos liemos con la versiones...). Parecía el final, ya habían hecho la peor versión y nada podía cambiar la bonanza de las dos primeras... ¿o sí? Nuestros tiempos son los días post 11 de septiembre, vivimos en un mundo acechado por el terrorismo y con una nueva paranoia en que el vecino con cara de árabe puede estar planeando acabar con nosotros (más desde el punto de vista yanki, la verdad), con lo que son nuevos tiempos abonados para la falsa denuncia, apología de la defensa preventiva y la pérdida de libertades en nombre de la salvaguarda. Un buen nuevo momento para las vainas. Un prometedor director europeo de éxito que prueba a hacer las Américas (Oliver Hirschbiegel, artífice de El Hundimiento, sobre los últimos días de Hitler en su bunker narrados por su secretaria personal), con dos rostros de éxito seguro: Nicole Kidman (no hacen falta presentaciones, pienso) y Daniel Craig, el nuevo Bond. Y nuevo título, acorde a los tiempos esquemáticos que nos toca vivir, The invasion. Para seguir la estela de la que parece más su modelo a seguir, la versión de los setenta, en un pequeño papel aparece Veronica Cartwright, una de las últimas víctimas de los Ultracuerpos, como primera Casandra del advenimiento de las copias sin sentimientos. La producción ya ha tenido sus mas y sus menos, pues lleva rodada un tiempo, y otro director, James McTeigue (V de Vendetta) ha tenido que rodar nuevas escenas frente a la negativa del alemán, lo que no dá muy buena espina. Personalmente, y a pesar de un plantel digno, si ya fue innecesaria la versión de Ferrara, esta parece tres cuartas de lo mismo (mucha ferocidad y violencia para unos marcianos sin emociones, por lo poco que se ve en el trailer), y si no aporta nada nuevo a la historia (cosa que sí hacía la versión de Kaufman), se quedará en agua de borrajas probablemente algo taquillera, pero olvidable para la posteridad. De todos modos, seguramente caeremos y a ver que pasa. Trailer aquí, y estreno el 7 de septiembre. Y recordad, cuidado cuando os durmáis y tengáis plantas muy cerca...

11.6.07

Mis muertes favoritas, 1

Cyberno y sus vicios. Las muertes de personajes en la pantalla y su arte al estirar la pata son algo que siempre alegra las noches solitarias del señor del Averno en su morada quejumbrosa, y un buen gourmet infernal como él sabe saborear una buena interpretación. Aquí y ahora comenzamos entonces una nueva sección, para disfrute de los que como él, son capaces de apreciar un buen final como se merece. Hoy, Hans Gruber cae al vacío intentando llevarse de acompañante a Holly Gennero (nombre de casada McClane), mientras el bueno de John lo evita a toda costa. Y que gran muerte de Alan Rickman, señores, que grandiosidad.

8.6.07

Todas las Guerras Civiles son complicadas

Iniciado ya de pleno el evento Marvel de la temporada (y de todo el universo comiquero, para que negarlo, y los siento por los DC-istas), el hecho de iniciarse en la Civil War por parte del neófito puede ser un poco complicado. Si ya el hecho de seguir una serie a veces es un poco caos, seguir varias a la vez, intercaladas para más inri, puede llegar a ser un tanto desesperante. Como en este caso, parece (al menos a priori) que merece la pena, pondremos todos nuestros esfuerzos en apañar esto para que todo aquel que quiera pasar un buen rato leyendo un buen comic no acabe por tirarse de los pelos. Aparte del indispensable Checklist para seguir bien toda la historia a lo largo de todas las colecciones implicadas (ver este post anterior), la página web Es la hora de las tortas!!! ha comenzado una iniciativa que puede venir muy bien para estos menesteres, como el análisis de cada número implicado en este gran crossover, y lo que es más, su relevancia en el evento. Esto es una gran ayuda, ya que incluso en un acontecimiento como este (o precisamente por eso), las editoriales siempre intentan colar algún numerillo o colección que toca la historia tan tangencialmente, que acaba perdido en la estantería de los relegados (y provocadores de mosqueo, añado). Por ello, esta iniciativa resulta tremendamente útil, no solo a los iniciados, sino para conocer un poco los títulos que nos despisten. Y aparte de esto, por si fuera poco campo abonado a la confusión, Panini la lía un poco más con el tema de sus siempre polémicas Ediciones Especiales. Es cosa habitual en determinadas colecciones implicadas (Lobezno, 4 Fantásticos, etc), y ahora encima en la propia serie troncal, Civil War. Es solo una cuestión de estética, (el interior es exactamente igual... con lo que ¿por que es especial?) porque lo único que cambia es la portada, normalmente más fea y con la horripilante y antiestética banda roja de Edición Especial, o como es el caso de Civil War, con diseño y dibujo de portada diferente. Pero si normalmente, las especiales son más feas, en el caso de la serie troncal no es del todo así, ya que la que parece ser la especial (ya que no aparece la palabla especial por ningun lado), es la original de publicación en Yankilandia. Vamos, un lio majo, pero solventable con un poco de vista a la hora de comprarse el comic. Puede ser cuestión de manía, pero para el neófito, el tema este de las Ediciones Especiales puede despistar hasta el punto de comprarse dos veces el mismo comic. Personalmente, me decanto por las ediciones "normales" que son las que suelen llevar la portada original (que suele ser mucho más chula), exceptuando este caso concreto, que la presunta especial respeta el diseño partido con el sobrio logo de Civil War marcando la diferencia. Tu eliges (bando y edición...). Gocen del evento del siglo. Post dedicado a Karmo, compañero de fatigas del señor del Averno, que bien útil le será...

1.6.07

Guerreando por las galaxias voy...

No me digáis que no habéis fantaseado con algo tan icónico y tan grabado en fuego como la Guerra de las Galaxias (así, en castellano, que ahora está de moda decir Star Wars, y aquí siempre vamos a contracorriente, o lo intentamos, al menos), y su reparto original. Imposible imaginar a Han Solo con otra jeta que no sea la de Harrison Ford... ¿o sí? Una web friki-usa ha lanzado un concurso en el que se fantasea con eso, dando rienda suelta a locuras varias. Aquí os he seleccionado, como buen gourmet, las más geniales:

Hasselhof, de nuevo inevitable. Y Arnold, ni te digo

Seriedad y contrición. Y la chispita de Eddie.

El desvarío total. Si Tim Burton lo hizo... ¿porque no Jorgito?

Muchas más eyaculaciones mentales en http://www.bloggerheads.com/star_wars/gallery.asp. Buscar las reencarnaciones Phyton, o Blues Brothers, etc. Merece la pena.