31.10.08

Axioma del día

Tony Soprano es el puto amo.
Y no pienso añadir nada más.

17.10.08

Edison y Topsy, una historia eléctrica

Thomas Alva Edison fue un tipo a tener en cuenta. Inventó numerosos aparatos (más de 1.000 patentes en vida) que hoy día consideramos imprescindibles, e incluso hoy día se mantiene una bombilla de su invención todavía encendida en uno de los museos consagrados a su persona. Pero no era ningún santo. Tenía todo un equipo de ingenieros trabajando para él, y en muchas ocasiones él solo perfeccionaba el invento y se atribuía su completa invención. En otras, directamente se apropiaba de ideas ajenas y las firmaba, sumiendo en la ruina a su creador original.
Y encima, electrocutó un elefante. Y a perros, vacas, caballos y gatos.
Y lo grabó, el muy rufián.
Topsy nació en 1875 en el circo Forepaugh, de padre elefante y madre elefanta. Su vida no fue como la de Dumbo, aunque pudiera haber similitudes en lo que ha putaditas se refiere. Su dueño le obligaba a fumar puros habanos, que no disfrutaba, así como las múltiples palizas con cadenas, maderas con clavos, y demás lindezas de principios de siglo. Todo unos pioneros de la tortura animal.
Pero Topsy tenía su genio, y llegó un punto en que decidió no seguir aguantando más, y en sus revueltas, acabó con tres "cuidadores", aplastándoles e hiriendo a tantos otros. En ese acto de autodefensa y justicia personal, Topsy no podía saber que la ley humana iba a ser tan dura y homocéntrica, y menos imaginar que iba a pasar a la historia como uno de los pocos animales ejecutados públicamente después de un veredicto oficial. Se desconoce quien fue su abogado.
Edison andaba por ahí, buscando una ocasión para demostrar uno de los usos de la corriente eléctrica, aparte de encender lucecitas, tal y como era la ejecución de condenados a muerte. Y con este caso, se le encendió la bombilla sobre su depejada cabeza. Pasó por encima de las protestas de la ASPCA (Asociación contra la crueldad contra los animales en es momento), y puso en marcha su demostración, no exenta de sentido del espectáculo.
En 1903, tras una última cena de su comida favorita, un buen cubo lleno de zanahorias, bien inyectadas de cianuro por si la cosa fallaba, se llevó a cabo su ejecución en el Zoo de Luna Park, en Coney Island. Se le colocaron una especie de zapatones de metal conectados a la fuente eléctrica, y se le administró la nada desdeñable corriente de 6.600 voltios.
La verdadera intención de Edison, aparte de freír al paquidermo, era demostrar los múltiples usos de la corriente eléctrica continua (en lo que luego fue la silla eléctrica, bien querida y rentabilizada por la sociedad norteamericana de la época) en un evento público que dejase atrás a su competidor, Nikola Tesla, que también experimentaba con los usos varios de la corriente eléctrica y su dominio, esta vez abogando por la corriente alterna.
La ejecución fue todo un éxito, con 1.500 personas como testigos, y un camarógrafo que registró el evento para la posteridad, por orden del propio Edison, involucrado también en el desarrollo de esta incipiente técnica de grabación.
El tiempo y la justicia poética puso cada cosa en su lugar, y finalmente la corriente alterna de Tesla se acabó imponiendo como estándar, perdiendo Edisón la batalla eléctrica en esta ocasión.
No tenemos constancia de que Topsy halla adquirido la categoría de martir paquidermil, aunque desde el Cybernáculo no dudamos en promoverla para tan noble causa.
Aquí abajo, la grabación en cuestión y verdadero documento histórico.
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15.10.08

Batman Año 100, una buena película

¿Como? ¿Han estrenado una nueva película del murciélago y no me he enterado? No, que no cunda. Solo es un recurso, entusiasmante en su intención, para hacer una definición sensacionalista, y sin embargo gráfica y concisa, del primer comic largo de Paul Pope con un personaje del mainstream, después de algunas historias cortas y colaboraciones en Marvel y DC. Y digo esto por el caracter global del tebeo en cuestión, su planificación gráfica y su sentido del ritmo visual y narrativo.
Con un aparente eco al Return of the dark knight de Miller (argumento que se desestabiliza a las pocas páginas al tener en común únicamente la patina de historia futurista), la historia empieza con una escena que es toda una declaración de intenciones, si bien absorve alguna referencia del medio al que muta, el cine. Un Batman desencajado que huye de una jauría de perros en una frenética carrera por los tejados de una sucia Gotham, que recuerda a la Trinity del primer Matrix o El Cuervo de Brandon Lee, aunque con el aporte del dibujo feista de Pope, realista y duramente antiglamuroso. Aquí Batman es herido como el que más, se le ven los bordes de las mangas del jersey, tiene problemas para quitarse su máscara reforzada, y utiliza unas botas realmente prácticas en la lucha contra el crimen (y sus paseos por el barro).
La acción se sitúa en 2039 (100 años después de su creación en 1939), en un estado totalitario y donde el control ferreo del estado hace que nadie sea desconocido. Algo muy poco favorable para las identidades secretas. Y es ahí donde aparece Batman, una leyenda del siglo pasado, una anomalía en el sistema, que es acusado del asesinato de un agente federal. La investigación del nieto del comisario Gordon original (el recurso tal vez más pillado por los pelos, aunque efectivo en la historia), revelará la verdad del caso, así como la identidad de este nuevo y misterioso murciélago de Gotham.
De rápida lectura y satisfacción garantizada, su historia es sencilla pero clara y con enjundia propia, y su ritmo plagado de escenas de acción bien conducidas y píldoras de información, engancha como pocos comics actualmente.
Ojalá hicieran una película tal cual, pues resultaría una muy buena película, lejos de pretensiones policíacas o realismo carentes de magia.
Paul Pope ha dado en el clavo, una vez más.
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¿Cual es tu Batman?

Pongamos que te ponen al mando de la división audiovisual de DC Comics, y tienes que decantarte por un Batman en carne y hueso (al menos hasta el día de hoy), y subirlo a los altares del iconicismo cinematográfico. No ha habido pocos, pero como todo en esta vida, El Cybernáculo se propone hacerte la vida más facil.
Con este modesto muestrario, que no por breve se deja importancias en el tintero, podrás hacerte una idea y refrescar, o tal vez descubrir, tu idea en movimiento del murcielago de Gotham. Y como todo ha de tener un orden, la cronología temporal será nuestra guía. El resto, dentro de vuestra cabeza.
Y recordar que las opiniones son como los culos. Todo el mundo tiene uno, pero a nadie le importa el de los demás... aunque eso habría que matizarlo, probablemente.
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El serial de los años cincuenta dejó un par de Batmans algo rústicos, pero al fin y al cabo hijos de su época. Se presenta el problema de la estabilidad de los cuernecitos, resuelto como buenamente se pueda, pero no se le puede negar entrega y fieltro negro. Louis Wilson y Robert Lowery fueron su rostro bajo la máscara inestable.
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Hay que romper una lanza en nombre de Adam West, un mito ya en si mismo, y culpable de que Batman cayese a los infiernos de los kistch en la turbulenta década de los sesenta. Vientos de cambio ondeaban las banderas de Gotham, y este más que nunca fue signo de su tiempo. Fiel, a su manera, al comic (con cejillas remarcadas y nariz remachada), nos hizo odiar al chico maravilla como nadie hasta entonces.

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La llegada del neogótico Tim Burton al universo batmaniaco trajó de la mano la sensibilidad ochentera y frankmillerista al celuloide de los gothamitas. Para muchos, el mejor Batman, entre ellos para el que suscribe, en las dos entregas dirigidas por el cineasta de Burbank. Hay una psicología bajo la máscara, una tortura que le lleva a hacer lo que hace, y una mirada que expresa obsesión, victimismo nada complaciente y maduro misterio en latex. Elección al principio arriesgada, Michael Keaton nos demostró que un superheroe no tiene porque pasar de 1.65 centímetros de altura. Él si que necesitaba vestirse de murcielago para imponer a los criminales.

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Y con él llegó el funky. Val Kilmer saca a ligar a Batman a la calle de la mano de Joel Schumacher, el hombre que mató a Batman, cinematográficamente hablando. Lo que no pudieron hacer mil villanos enloquecidos, lo hizo este tipo con solo dos cintas. La primera de ellas, Batman Forever, se salva gracias a la producción de Burton y un Jim Carrey como El Acertijo que daba el pego. Pero el Dos caras de Tommy Lee Jones hizo más daño de el que pensabamos, y Kilmer renqueó. Hace lo que puede, y no queda mal, pero adolece de exceso de chuleria. Y eso que tuvo que lidiar con el Robin noventero, harina de otro costal.

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Lo de George Clooney no tiene nombre. Estaba en pleno ascenso y le pusieron un traje con pezones y culo ceñido. Puede ondear con orgullo la bandera del Batman más gay, a parte de pasarse toda la película con una estúpida sonrisa en la cara (incluso cuando contempla frente a sus ojos a Alfred moribundo), tal vez sin poder quitarse de la cabeza lo que iba a cobrar por ello, que no fue poco. Definitivamente, en la peor cinta del murcielago, y tal vez el peor Batman, y eso que la talla la daba.

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El Batman de los fanfilms Batman Dead End, y World's Finest, Clark Bartram. No tuvo mucha difusión el muchacho, pero a pesar de ir en pijama, el tipo parece salido de un dibujo de Alex Ross. Saltó de un comic para enfrentarse al Joker, Alien y Depredador, y no se le movieron los cuernecillos. Tiene paquete el tio. Para nosotros, un honroso segundo puesto.

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Bruce Thomas, efímero Batman en la más efímera serie de TV, Birds of prey, spin-off en el Gotham World. Sale muy poco, pero es el único que se llama Bruce, y eso tiene mérito. Visto rápido, parece Clooney, pero gracias a Dios solo es una impresión.

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Y por último, el hombre que resucitó al murcielago. Christian Bale trajo a Batman al siglo XXI, y su dura expresión lo redefinió cinematográficamente hablando. Un Bruce Wayne muy bien llevado con mejoras en el traje (por fín puede mover el cuello y girarse y correr con cierta naturalidad) que lo hacen más realista, pero con fallos en el recorrido. Parece un poco más gordo, y el hueco de la boca en la máscara es un poco pequeño. Pero todo sea por la funcionalidad. Batman ha vuelto, de momento en dos entregas dirigidas con Chris Nolan.

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Y hasta aquí puedo leer. Desde luego, falta el Batman animado de Bruce Timm (el mejor de todos), pero pertenece a otra liga, con lo que en este caso no cuenta.

Os invito a polemizar con este tema, y bat-filosofar entre mares de comentarios.

9.10.08

Camisetolandia: propuesta 2

Otra opción: camiseta con mensaje. Transmitir con tu torso lo que tu mirada o tu porte no quiere o no puede decir por si mismo. Mejor, con letras cristianas en tu pecho, y dejar las cosas claras.
Y para dejar las cosas claras, nada mejor que Chuck Norris.
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http://www.myteespot.com/When-I-Want-Your-Opinion-Ill-Beat-It-Out-Of-You-Chuck-Norris-p-8876.html

Nunca falla. Siempre funciona.