30.1.08

Dame un punto de apoyo, y moveré el mundo

Así de chulo se presentó a mediados del siglo III a.C. al rey Hieron II de Siracusa, un tipo que afirmaba revolucionar los principios de ataque y defensa, básicamente son solo una vara larga. Aunque en realidad ya le conocía, pues era pariente suyo, pero no las tenía todas consigo para creer tal afirmación tan orgullosa y más propia de un general engreído con aires de grandeza, que de un tipo más bien enclenque, y hasta ese momento, solo dedicado al estudio.
Le puso a prueba pues, y al poco, fue capaz de flotar un barco que estaba aún en el dique seco, recién construido, lleno de gente y mercancía, y con la sola fuerza de su mano.
Este tipo no era Hércules (que también habría podido, aunque por otros métodos), lo que al no poseer tamaña fuerza mítica, se limitó a poner en práctica el método de la palanca, aunque esta vez en base a un sistema de poleas, que reconducía y multiplicaba un esfuerzo dado en un extremo del circuito, para reflejarse al otro potenciado hasta el extremo de mover algo que de otra manera habría sido cometido de varias decenas de hombres.
Este tipo era Arquímedes.
Arquímedes nació, creció y murió en Siracusa, ciudad griega situada en Sicilia, y pasa por ser uno de los sabios más necesarios del mundo griego, y más influyente en la evolución posterior de la civilización occidental. Y no por menoscabar el ingenio de matemáticos anteriores a él, sino por las aplicaciones prácticas al mundo real que este hacía de sus teorías.
A él se deben descubrimientos o inventos tales como el cálculo integral (que habría avanzado más de no haber trabajado con los engorrosos números griegos; de haber conocido el numerario árabe, habría adelantado a Newton en 2.000 años), el principio de la palanca (dada una vara con un punto de apoyo, y haciendo un empuje en el lado más largo, es reflejado en el lado más corto, multiplicado tanto como la distancia del largo; con lo que un pequeño esfuerzo es reproducido al otro extremo como un gran empuje), los cálculos de la cuadratura del círculo, El cálculo del número Pí, El tornillo que lleva su nombre (para elevar grandes cantidades de agua a un punto superior en base una serie de conductos resueltos en horizontal), y aparte de numerosos más, el principio que lleva su nombre, posiblemente su descubrimiento más célebre.
Después de encargar una corona de oro a un orfebre, el rey sospechó que el artesano había escatimado parte del oro dado para ella, suplantándolo por plata o cobre. El rey, conociendo a Arquímedes, le encargo averiguarlo sin tener que dañar la corona (fundiéndola habría sido fácil, pero la obra era de gran belleza y quería mantenerla).
Arquímedes sabía que la plata o el cobre eran más ligeros que el oro, de manera que para que la corona pesara lo mismo que la cantidad de oro dada, la cantidad de material suplantado tendría mayor volumen que si hubiera sido de oro. Pero para saberlo no podría fundirla, lo que complicaba el asunto. Mientras se daba un baño, el sabio cavilaba al respecto, cuando se fijó en que al meterse en la cubeta de agua, esta rebosaba, y al alzarse, volvía al nivel anterior pero restando lo desplazado. Así, frotándose el cuerpo y disfrutando de las mieles de un baño caliente, Arquímedes descubrió que todo cuerpo sumergido en agua, desplaza su equivalente en volumen de ese agua, lo que le permitiría hallar el volumen de la corona sin tener que fundirla.
Entusiasmado, salió corriendo semidesnudo para dar parte al rey de su hallazgo, gritando "¡Lo encontré!, ¡Lo encontré!", solo que en griego, lo que viene a ser "¡Eureka! ¡Eureka!". De ahí la célebre palabra para expresar lo hallado y deseado en un momento dado.
Al que no le gustó nada fue al orfebre, que efectivamente había timado al rey, y fue ejecutado.
Tiempo después, cuando Roma asedió la ciudad al apoyar la causa de Cartago (la II Guerra Púnica, la de Aníbal contra Roma), Arquímedes y sus ingenios resistieron al asedio durante tres años, gracias a catapultas de gran fuerza destructora, grandes palancas con garras que volcaban barcos, etc (muchos inventos suyos pertenecen al campo militar, como máquinas de guerra).
Pero solo era un hombre, y finalmente los romanos entraron en la ciudad en el año 211 a.C. Un grupo de soldados se topó con un anciano sentado en el suelo, haciendo cálculos con dibujos y diagramas en la arena, y el líder de ellos espetó al hombre que se rindiera y entregara. El anciano no le atendió, y solo le dijo concentrado que se apartara, que le quitaba la luz para seguir con sus cálculos y que no estropeara sus círculos. El soldado, sin mediar palabra, lo mató con su espada.
Acaba de matar a Arquímedes. Una vez, como tantas veces desgraciadas en la historia, la ignorancia y la fuerza bruta cortaron de un tajo la vida de un sabio. El cónsul romano Claudio Marcelo, general del fuerzas que asediaban Siracusa, había ordenado que mantuvieran con vida al científico, con lo que castigó al soldado con la muerte. Pero al mal ya estaba hecho.
Con todo, la historia siempre recordará el nombre del sabio de Siracusa, pero nadie el del que empuñó la espada contra la razón.

29.1.08

El Diablo en la Botella, para los que el Cine no es solo palomitas

Y que conste que no hay nada mejor que unas palomitas recién hechas, mientras se apagan las luces y desde la oscuridad, la magia empieza en un amanecer de la imaginación. Esto y todo lo demás es cine, y de eso trata el nuevo blog que más estrechamente hemos hermanado con el vínculo permanente que encontrareis en la barra lateral derecha, la barra cajón-desastre.
No solo críticas y análisis, que será lo mayoritario, sino curiosidades, pequeñas biografías, reseñas por uno u otro motivo, y todo lo que pueda dar de sí el celuloide en un humilde blog como ventana al séptimo arte.
Allí, Cyberno del Averno no tiene poder absoluto (aunque bien es cierto que ejerce como padrino), solo DavidMan en su vertiente más cinéfila será portavoz de sus obsesiones, inquietudes y picaduras de sus ojos frente a una pantalla.
Eso no quiere decir que en estas líneas no se hable más de cine; eso sería mentir como bellacos despellejados. Aquí seguirán las Cinefagias de todo tipo, aunque bien es cierto que aquellas charlas y ladrillitos específicos que tanto gustan a algunos, y tanto aburren e incomodan a otros, tendrán mejor cabida dentro de la Botella del Diablo. Esta será una profesionalización, poniéndonos pedantes y asumiendo modo chaqueta de pana y fumando en pipa, que os permitirá conocer mucho de lo desconocido, y os abrirá nuevas posibilidades para el disfrute del celuloide.
Que ustedes lo disfruten.

28.1.08

Luchó... como un oso

La cabra de la legión poco podría hacer contra Vojtek, el oso soldado polaco. Y ahora los escoceses están promoviendo una iniciativa para levantar una placa conmemorativa al insigne oso soldado, que luchó en al Segunda Guerra Mundial, y que terminó sus días en Escocia. Será uno de los nuevos reclamos turísticos del país de William Wallace.
Vojtek era un osezno de vida tranquila en Irán, cuando le encontraron un contingente polaco poco después de estallar la Gran Guerra, en 1943. Con el tiempo, el oso creció y decidió adquirir más responsabilidades en el ejercito, no solo de mascota dicharachera, sino como transporte de material pesado, labores de zapador, etc. Para que pudiera acompañar a los soldados polacos una vez fueron convocados a Europa a luchar contra Hitler, Vojtek recibió número y rango de soldado, convirtiéndose en un hombre valioso para su escuadrón. Como buen soldado, gustaba de la cerveza, fumar cigarrillos, etc, como un hombre más. El oso estaba integrado.
Participó en la batalla de Montecassino, cuando el ejercito aliado se abrió camino hacia Roma, y fue testigo de la recuperación de Italia durante la contienda.
Cuando llegó al momento, fue trasladado con varios compañeros suyos polacos a Escocia, donde todos ellos contemplaron el fin de la Segunda Guerra, que festejaron con júbilo. Como un ex-combatiente que solo quiere disfrutar de sus días de retiro tras los duras jornadas de guerra, Vojtek se retiró al parque zoológico de Edimburgo, donde terminó sus días como un viejo soldado.
La historia es real, el oso luchó junto a sus compañeros soldados siendo muy valioso para la victoria de este.
Ahora ya sabéis porque al buen combatiente se le dice que lucha como un oso.
Fuente: El País

18.1.08

Inspiración Excelsior

Stan es ya un tipo de la casa. Y de la casa de otros, también. Con motivo de su reciente cumpleaños y de su innegable papel sobresaliente como gurú, no solo de los comics, sino de la cultura Pop en general, la Galeria 1988 de Los Angeles ha reunido en la exposición Stan Lee Tribute Artwork numerosas obras de artistas, alguno conocido pero la mayoría anónimos a este lado del charco, cuyo nexo en común es la obra y creación del genial "The Man" como inspiración para estas obras en concreto.
En ellas podemos ver visiones de Spiderman, Lobezno, la Avispa, etc, visto desde puntos de vista muy poco habituales en el universo superheróico, algunos quizá un poco más convencionales, pero otros verdaderamente geniales, que trascienden el mundo marvelita para convertirse en iconos al servicio del arte y la expresión más personal.
Aquí una selección, pero hay muchos más (esta colgada toda la exposición, dado todo el material del enlace) en su blog personal. Lástima es que con toda probabilidad esta muestra no cruce los mares para que nuestras retinas se deleiten con ella. Vereis como, después de verlos todos, deseareis que alguno de estos tipos hicieran un comic con ese estilo (y una buena historia, claro...).
Merece la pena echarles un vistazo.

15.1.08

¿Problemas maritales?

Eso es que no has visto los problemas de los demás. He aquí varias situaciones, todas ellas reales (con fuentes probadas más o menos fidedignas. Y aunque no lo fueran, hay que reconocer que tienen miga…) :
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Una pareja, después de casarse, descubren que la incomunicación es un gran escollo en su relación y se distancian, buscando refugio en un chat de Internet. Aquí, cada uno encuentra desahogo en otras personas y se acaban enamorando, iniciando una relación oculta cada uno con su nuevo amante virtual, a espaldas de su matrimonio, que entra en una profunda crisis. Tras tres años de ciber-relación, cada uno decide conocer en persona a su respectivo amante, la única persona que le comprende, y el día de la cita, descubren que han estado chateando todo este tiempo entre ellos mismos. Finalmente se divorcian.
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Una pareja, tras contraer matrimonio, descubren que la cosa sexual no funciona, no consiguen alcanzar la satisfacción que tanto anhelaban. A pesar de quererse, resulta un gran obstáculo y su vida no resulta plena, con lo que deciden divorciarse y seguir cada uno su camino en la vida. Años después, cada uno ha rehecho su vida, curiosamente habiendo efectuado un cambio de sexo respectivo, y por el azar, vuelven a encontrarse y se enamoran de nuevo, al principio sin saber quien es cada uno. Cuando lo descubren, se casan de nuevo. Ahora la naturaleza ya está ordenada.
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Noticia en El país: Un hombre polaco ha recibido la sorpresa de su vida al visitar un prostíbulo y encontrar allí a su esposa como una más entre las empleadas del establecimiento. Según informa el diario polaco Super Express, pasado el primer sobresalto, la mujer confesó que trabajaba allí para ganar un dinero extra, y no en la tienda de un pueblo cercano como pensaba el marido. "Pensé que estaba soñando", ha declarado el hombre tras descubrir la verdadera ocupación de su esposa. La pareja, casada durante 14 años, se encuentra ahora en proceso de divorcio.
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Un tipo, aparentemente felizmente casado, no puede reconocer algunas de las prácticas sexuales un poco bizarras con las que sueña en un delirios húmedos a su mujer, por lo que decide obtener servicios específicos a través de una red de contactos sexuales, para contactar con mujeres de vicios similares. Cuando finalmente da con la más adecuada según sus exigencias, descubre que esta es su mujer. Actualmente, también están en proceso de divorcio.
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Excepto en un caso, el común denominador de estas historias es el desembocado en divorcio. Y la cuestión es, si al final se produce el reencuentro, a pesar de ser al final de un camino que conducía a la infidelidad, ¿no debería ser señal de renovación de su amor? ¿No es esta la manera en que la naturaleza ordena lo desordenado? Reflexionad, que ninguno estamos libres de pecado.

8.1.08

La Zíngara y los Monstruos, como Fuenteovejuna, todos a una

Como un templo del cine de terror más primigenio, la Universal nos regaló los clásicos indiscutibles durante los años 30 y venideros, cuando se hizo con los derechos de Drácula, Frankenstein, El Hombre Lobo, La Momia, El Hombre invisible, etc., lanzando a velocidad de crucero al Olimpo de los mitos a Bela Lugosi, Boris Karloff, Lon Chaney Jr, Lionell Attwin, Basil Rathbone, etc.
Una vez que todos ellos despegaron, decidieron que el filón todavía podía explotarse hasta que echase humo, y se pusieron manos a la obra, unas veces con más suerte que otras. La Novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, 1935, de James Whale) llegó a superar a su predecesora, completando magistralmente la adaptación del relato integro de Mary Shelley, pero otras como La Hija de Drácula (Dracula’s daugther, 1936, de Lambert Hillyer) son tan malillas e inconsistentes como entrañables e imprescindibles para el buen seguidor de las criaturas de la noche en blanco y negro.
La que nos ocupa es fruto de la tercera generación. Después de las secuelas, y de dos o tres más según los casos, llegó la hora de nuevos alicientes, y como en las ensaladas, cuanto más ingredientes mejor. En este caso, se optó por… (redoble de tambores), Drácula!, El Hombre Lobo!, El monstruo de Frankenstein!, Un científico loco!, y un jorobado!. Nada más y nada menos que cinco monstruos juntos en una película, que finalmente se titulo House of Frankenstein (cuya criatura es la que menos aparece, por cierto), y que en nuestra piel de toro vino a llamarse La Zíngara y los monstruos (¿Por qué no me sorprende ya lo de las traducciones?).
Aunque evidencia una escasez evidente en presupuesto para efectos especiales, y un guión escrito con buenas intenciones aunque tembloroso cual flan, supera con creces al engendro con la misma premisa que fue Van Helsing (Stephen Sommers, 2004), en todos los sentidos, pero no vamos a entrar al trapo, ya que sería un juego muy fácil. La Zíngara y los Monstruos, dirigida por Erle C. Kenton, no deja de ser una excusa para unir a toda la familia con una leve premisa argumental, en algún caso con una conexión ínfima, pero con un resultado final divertido y con algún hallazgo interesante, fruto de una dirección artesanal y poco original, pero efectiva y consecuente con el estilo Universal.
A grandes rasgos, el argumento gira en torno a la huida de un sanatorio carcelario del doctor Niemann (genial, como siempre, Boris Karloff) y su ayudante jorobado, para llegar al derruido castillo de Frankenstein, donde Niemann pretende rescatar los archivos del doctor que creó al monstruo y perfeccionar su técnica de intercambio de cerebros. Por el camino toparán con un circo de los horrores ambulante que transporta el esqueleto del Conde Drácula inmovilizado con una estaca en donde se hallaba su corazón, y con una zíngara (la del título, suponemos), de la que se enamora el jorobado. Al llegar al castillo, encontrarán congelados en la galería subterránea al monstruo de Frankenstein y a Larry Talbot, el célebre Hombre Lobo, del que se enamorará la Zíngara, provocando los celos del jorobado. Y con todo, la cosa funciona como película.
Karloff cumple su cometido y se ve que disfruta, con multitud de guiños cuando se le menciona el monstruo de Frankenstein o se encara a él, ya que fue precisamente con este papel con el que se hizo célebre el actor inglés. En un momento de gran belleza lírica, Karloff mira al monstruo atado a una camilla erguida (interpretado por Glenn Strange) y muestra su comprensión a su sufrimiento como el que él mismo ha sufrido, en un ejercicio de metalenguaje en el que se cierra el círculo de la interpretación, el creado se vuelve creador, y el vínculo entre realidad cinematográfica y sueño de celuloide es más fino e indivisible que nunca.
El Drácula de John Carradine es posiblemente la encarnación que más cerca está de la descripción que hace Stoker en la obra primigenia, pero en este caso no pasa de amenaza de humo, siendo el primero en caer, aunque eso sí, en una escena de una fotografía hermosa y muy bien medida, con un sol que surge entre las montañas mientras el conde se arrastra a su ataúd presto a convertirse de nuevo en esqueleto pelado. Aún breve, el magnetismo de Carradine es innegable, y su aparición queda en la retina, si bien es cierto que es donde más adolece el guión del conjunto, ya que su presencia es gratuita y sin ninguna relación con el conjunto. Pero debía aparecer en la reunión, claro.
El Hombre Lobo de Chaney (el hijo del célebre hombre de las mil caras) es como el resto de sus apariciones en otros títulos. Por momentos parece incluso el protagonista de la cinta, pero su falta de carisma y sus pocos registros interpretativos no dan para mucho, con lo que al final caerá con la misma desidia con la que surge (instantes después de ser descongelado al principio, aparecerá charlando con las manos en los bolsillos como si nada). Con todo, Chaney es Chaney, e incluso con su falta de magnetismo, el tipo queda bien y no podía ser otro el que lo interpretara.
El jorobado es J. Carroll Naish, que cumple con su cometido de ayudante engendro del científico loco, aunque en este caso con su corazoncito, siendo finalmente el héroe incomprendido de la historia, primero enamorado, luego humillado por los celos, y finalmente solitario arrojado al abismo de los monstruos caídos.
Y el monstruo de Frankenstein está ahí por que su nombre está en el título, pero es el menos relevante por mucho que decida el destino final del doctor loco en las procelosas arenas movedizas de los dioses y monstruos. Interpretado por Glenn Strange, no es la primera vez que lo encarnaría ni la última, y aunque no transmite todo el abanico de emociones del que era capaz Karloff a pesar del heretismo del personaje, no es la peor encarnación en celuloide de la criatura, y entró a formar parte del selecto club de intérpretes del personaje.
El resto del casting es acertado y cumple su cometido, como el papelillo para el gran Lionel Atwill, constante en varias producciones de la Universal de la época, y la Zíngara, que en momentos recuerda a Paulette Godard en Tiempos Modernos, simpática y asustadiza según convenga.
Aunque denostada por muchos críticos, La Zíngara y los Monstruos es una entrega muy reseñable en la lista de títulos de terror de los años cuarenta, un canto de cisne en las postrimerías del esplendor de los monstruos clásicos de los treinta, donde todo gira en torno al maestro de ceremonias Karloff (con una primera aparición en escena que recuerda a su propio monstruo, estrangulando a un guardia de su prisión), desatado y contenido a la vez en un espectáculo de tornillos en cuellos, pies peludos y jorobas inquietas.
El brillo de estas películas nunca perderá su lustre.

3.1.08

Arqueología en celuloide: London after midnight, o el Tesoro perdido de Chaney

Hay objetos, ciudades, elementos míticos que la humanidad no ceja en su intento de encontrar. Ansias arqueológicas por hallar lo perdido siglos atrás, o a veces solo años. La ciudad de Atlantis, el Santo Grial, la calavera de Hitler… El caso que nos ocupa, que por el momento ni Indiana Jones sería capaz de encontrar, es una película. Una película perdida de la que solo tenemos referencias en fotos, imágenes sueltas muchas de ellas icónicas, y de la que no se conserva ni un rollo en buen estado para descubrir las maravillas del por entonces incipiente séptimo arte. Y sin embargo, es más célebre que muchas películas posteriores. Hablamos de London after midnight (Londres tras la medianoche), estrenada el 12 de marzo 1927 por la Metro-Goldwyn-Mayer, dirigida por Tod Browning (que después haría dos joyas de los inquietante y sobrenatural, Drácula con Bela Lugosi, y Freaks, La parada de los monstruos) e interpretada por el hombre de las mil caras, Lon Chaney Sr. Es una historia de vampiros donde todo tiene una explicación lógica, donde lo sobrenatural acaba siendo explicado como terrenal consecuencia de la ambición y la maldad de los hombres, aunque siempre envuelto por esa atmósfera que Browning impregnaba a estos ambientes sórdidos, y que muestra como el peor monstruo de todos es el ser humano en plena posesión de sus facultades mentales, con el mal como único inquilino de su oscuro corazón. En ella, Lon Chaney interpreta dos papeles, el hipnotizador especialista de la policía de Scotland Yard y el vampiro asesino, en una de sus caracterizaciones más célebres, a pesar de la perdida de la cinta, gracias a las fotos de publicidad que han llegado hasta nuestros días. A pesar de su relativo éxito en el momento de su estreno, no tuvo demasiada suerte en su conservación en los años venideros. La MGM no vendió ninguna copia a distribuidores ajenos, ya que por aquellos tiempos la mayoría de los propios grandes estudios se ocupaban de su propia distribución, y por ello siempre recogían todas las bobinas una vez acabada su carrera comercial. Además, nunca fueron vendidos sus derechos para futuras versiones ni ningún director de la época mostró interés en ese propósito. La última vez documentada que se vio la película data de 1950, según aseguran varios historiadores de cine de la época tales como William K. Everson o David Bradley. Un inventario de la propia MGM de 1955 la situaba en unos de sus almacenes de celuloide, en la bóveda número 7, la misma que a finales de la década de los sesenta sufrió un aparatoso incendio y donde se supone que quedó calcinada y destruida, ya que poco después, los estudios decidieron hacer copias nuevas de sus más antiguos clásicos para su mejor conservación para el futuro, y London after midnight jamás fue encontrada para ese propósito. Su condición de película maldita la ha hecho muy célebre y buscada, no apareciendo ninguna copia hasta la fecha, existiendo solo una especie de fotonovela creada por Rick Shmidlin, y formada a partir de las numerosas fotos de rodaje o publicitarias que se conservan y el guión de la misma. Al tratarse de una película muda, el esfuerzo es encomiable y es posible hacerse una idea de cómo sería, pero insuficiente para disfrutar de ella plenamente. Muchas han sido las falsas alarmas de hallazgo o bromas intencionadas, (como esta, muy elaborada y convincente, pero desoladoramente mentirosa) o su anunciada emisión en televisión repetidas veces, y su ficha renovada fielmente en IMDB, pero hasta la fecha, nada de nada. El propio Browning, tras el éxito de su versión de Drácula, realizó un remake en 1935 llamado The Mark of the vampire (La Marca del Vampiro), con Bela Lugosi en el papel de Chaney. Y aunque en su momento fue mejor valorada por los críticos y se considera no solo una adaptación muy fiel de la original, sino que incluso superior en muchos aspectos, no ha alcanzado la fama de su extraviada predecesora. Como todas las cosas míticas, el globo se ha hinchado mucho más de lo que la goma daba de sí. Es muy posible que la película, salvando la caracterización de Chaney y poco más, no valga demasiado, y la decepción de verla sin todo el empaque y aura de misticismo alrededor sea una posibilidad muy viable, a pesar de ser la más taquillera en su año de estreno de los estudios MGM. Pero todo lo generado y la iconocidad de la efigie de Chaney como señor del mal (el propio Chaney elaboraba sus maquillajes, y aquí se dice que utilizó alambres en los párpados para obtener esa mirada desorbitada), hacen de London after midnight un clásico inquebrantable del cine de terror de los primeros años del cine, a pesar de lo paradójico de haber sido vista por muy pocos. Su copyright caduca en 2022, y es posible que algún coleccionista privado saque a la luz una copia encontrada en un granero de Iowa, o que utilizaba como posavasos una humilde ancianita de Wisconsin, ya que estas cosas aparecen siempre por el más casual de los azares, y al haber caducado los derechos, se decida a venderla al mejor postor, y dado su carácter ultra mítico, obtenga pingues beneficios. Como ya se sabe, todo es posible en Hollywood.
Para ampliar tu ansias de información a este respecto:

2.1.08

Efeméride y cambio de santo

Como cada cierto tiempo, este blog cambia de santo protector (si, ya se que tratándose de Cyberno del Averno, aquello de los santos queda un poco paradójico... pero él es así). Primero fue Asimov, luego Kubrick... ahora le toca a otro inevitable, bien querido en este rincón lleno de comicfilias, que no es otro sino Stan "The Man" Lee.
El pasado 28 de diciembre, este inconmensurable cumplió 85 años. Y tan zumbado y energético como siempre.
Larga vida al lider de los Marvel Zombies!
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Vamonos de juerga tu y yo, ya mismo !! Excelsior !!

Buscando a Wall-e

Hay varias citas anuales, cinematográficamente hablando, que son de irremisible acudimiento, tales como la cita con Woody Allen, Que bello es vivir en Nochebuena o día de Navidad, o contemplar en cercanía a fechas navideñas la trilogía de El Señor de los Anillos del tirón. Pero hay una que poco a poco se convierte en más obligada si cabe, regularmente en fechas estivales veraniegas, y es la que propone el señor Lasseter y su Pixar.
Tras el bajón que supuso Cars, el listón se desorbitó con Ratatouille, a la altura de las grandes del estudio junto a Buscando a Nemo, Toy Story (en proceso de convertirse en trilogía) o Monsters S.A. La próxima puede ser un nuevo paso en la formación de clásicos instantáneos que forman la unión de Pixar y Disney, que no es otra que Wall-e.
Anunciada ya en el trailer proyectado antes de la película del ratón cocinero, es la última de las historias surgida en la mítica reunión de la que salieron precisamente Toy Story, Bichos y Buscando a Nemo, tal como nos narra el propio Andrew Stanton en el primer teaser del film. Aparte del aspecto del robot protagonista, cruce entre Cortocircuito y ET, poco se sabe del argumento del filme. Sucede en torno al 2700, y Wall-e es un robot que lleva solo 700 años, dedicándose a recoger basura ininterrumpidamente desde entonces y convirtiéndola en cubos compactos, en un escenario apocalíptico en el que se puede apreciar una ciudad en ruinas. Pero un día, tras mirar a las estrellas, descubrirá bajo que propósito fue construido realmente.
Ya sabemos como funciona el marketing en Disney-Pixar, y ya sabéis vosotros que os irán creando las ganas de verla hasta que no podáis y vuestras retines luchen por estallar. Aunque personalmente, en este caso, como en tantos otros, pueden ahorrárselo, ya que tanto el trailer como los posters aparecidos hasta ahora hacen crecer nuestros colmillos deseosos de más y más hasta casi sus límites.
Para ver el teaser y el trailer, daos un paseo por aquí.