Tus ojos te dicen una cosa, pero la realidad te grita a la cara otra bien distinta. Creemos que vivimos en un mundo fácilmente reconocible, donde cada mañana nos cruzamos con el vecino del cuarto y su sonrisa mañanera, cogemos el mismo autobús y el conductor nos asiente, reconociendote como habitual y cerciorándose de que es un día laboral, y la rutina sigue su curso tal como está escrita. Una serie de signos te indican la hora que es, e indefectiblemente, sabrás cuando llega la hora de volver a casa. Definitivamente, el mundo que te rodea es reconocible a tus ojos.
Pero eso no es del todo cierto. La realidad no es lo que parece, y lo que a primera vista parece una cosa, se revela al instante como algo completamente diferente. La oscuridad se vuelve luz y lo blanco se torna negro. Como en el vídeo a continuación, donde un tipo con una gran soltura a la hora de dibujar, demuestra ingentemente que nada es lo que parece. Detente a mirar, y descubre, una vez más, que las apariencias engañan.
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