... and a happy new yeeeeeeeeaaaaaaaaaaarr!!!
24.12.09
2.12.09
Bajas de guerra: Los hombres lobo de la sierra de Guadarrama.
Los dos mejores hombres lobo de la cinematografía hispana están juntos ahora aullando en Dios sabe que montes más allá de las espesas brumas del norte.
Hace poco partió el enorme José Luis López Vazquez (hombre lobo psicológico en El Bosque del Lobo, 1970, de Pedro Olea), perseguidor de suecas en las playas de Torremolinos, víctima de cabinas con el secreto de terminar con la superpoblación en el mundo, y eterno padrino de La Gran Familia. Pocas veces un bigote y una calva hispánica fueron tan bien conducidas a tan altas cotas de buen y variado celuloide. Estará ahora tomándose unos chatos en un buen café de tertulias en el cielo de los colosos del cine español, junto a Agustín González, Fernando Rey y Fernando Fernán Gómez.
Y el otro hombre lobo cañí, esta vez más físico, peludo, y menos comprendido, tal vez, decidió partir a tierras más cálidas el pasado 1 de diciembre, acompañado de un cáncer de aviesas intenciones. Jacinto Molina, o eterno Paul Naschy, fue catalogado, quizá con cierta sorna, como el Boris Karloff español. Pero a pesar de que dicha comparación no puede elevar más a descomunales tipos como estos, Naschy era, fue y será, una entidad en sí mismo, como uno de los pocos firmes creyentes del fantástico y el terror más puro en la piel de toro. Director, productor, pero siempre actor, aportó su inquietante rostro y afeadas maneras a Waldemar Daninsky, el atormentado lupino de La Noche de Walpurgis, de Leon Klimovsky, y a otra buena lista de terrores ibéricos, que si bien nunca serán parte fundamental del Museo del Cine, si lo serán del imaginario y la ilusión de todos lo que nos fascinamos por las criaturas paseantes de esos bosques de niebla baja y aún más bajas intenciones carnívoras.
Que le diablo les acoja en su seno, y les reserve un sitio calentito en el Averno.
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